🕯️ Comparto mi historia no para hablar de mí…
sino para que reconozcas en ella lo que también vive en ti.

🌿 El Alquimista del Alma

No nació una noche estrellada, sino en un día cualquiera…
Pero su alma ya había viajado por miles de lunas.
Desde pequeño lo sabía, aunque no pudiera explicarlo:
el mundo era más grande que los pasillos del colegio o los planes de los adultos.

Mientras otros seguían el guion de la vida sin cuestionarlo,
él sentía que faltaban páginas.
Que la historia no estaba completa.
Que había algo más… aunque no supiera cómo nombrarlo.

Vivió lo que muchos llaman vida: estudio, trabajo, vínculos, rutina.
Pero por dentro…
una sed.
Una sed de verdad.
De profundidad.
De magia.

Un día, decidió escuchar esa voz suave que siempre había estado ahí.
No venía de fuera.
Era su alma.

Comenzó a recordar,
no lo que otros le dijeron,
sino lo que siempre supo.

Recordó que las cartas hablaban,
que los números tenían alma,
que los planetas también susurraban verdades antiguas,
y que todo —absolutamente todo— estaba conectado.

Recordó que era un alquimista,
no de metales,
sino de realidades.

Empezó a meditar, a viajar por dentro.
A llorar frente al silencio.
A abrazar sus sombras.
A mirar al sol sin miedo.
A invocar la abundancia no como un deseo,
sino como un estado natural.

Soltó viejas pieles:
el placer vacío, las voces del mundo, el disfraz del “tener que”.
Y en ese espacio vacío…
nació El Alquimista del Alma.

Una voz.
Un canal.
Un puente.
Una música que no se escucha con los oídos,
sino con la memoria del alma.

No vino con respuestas,
vino con preguntas que abren.
Con historias que no imponen,
pero sí invitan.
Comparte su viaje no desde la cima,
sino desde el camino.
Porque también tropieza,
también busca,
también aprende.
Y en ese andar imperfecto
eligió hacerlo con amor.
Y con humildad.

Porque esta no es solo su historia.
Es la nuestra.
Es la de todos los que hemos sentido que la vida es más de lo que parece.
Es la historia de los que despiertan,
y deciden jamás volver a dormir.

— Emmanuel PM
Recuerdo en voz baja y camino…
con constancia, paciencia y fe en cada paso que doy.

Cada palabra aquí es una llave,
cada silencio una invitación,
cada lectura un nuevo despertar.

«A todas las almas que me han acompañado en este viaje, gracias por ser reflejo, fuego y semilla.»