Hay una pregunta que no se formula con palabras,
pero que vibra en cada respiración profunda:
¿Quién soy realmente?
No me refiero a tu nombre, tu historia, tus logros…
Me refiero a eso que sigue ahí
cuando todo lo demás se cae.
Ese “algo” que no cambia, aunque todo cambie.
Ese “algo” que siente, aunque no hable.
Ese “algo” que tú y yo compartimos,
aunque tengamos vidas distintas.
🌿
Algunos lo llaman alma.
Otros, esencia.
Hay quienes le dicen presencia, conciencia, chispa divina.
Pero en realidad…
no necesita nombre.
Solo necesita ser reconocida.
Porque está ahí,
debajo del ruido de la mente,
detrás de las ideas que aprendiste,
en los silencios que no supiste explicar.
Está hecha de intuición,
de memoria sagrada,
de amor sin forma.
Y aunque creas haberla olvidado,
ella jamás se ha ido.
✨
Este espacio no es para definirte.
Es para recordarte.
Recordarte que no eres lo que piensas,
ni lo que haces,
ni lo que los demás ven.
Eres mucho más.
Eres la semilla que aún no ha brotado del todo,
pero que sabe exactamente hacia dónde crecer.
Eres la luz que se esconde tras las sombras,
esperando que te atrevas a mirar.
Eres el viajero…
y también el mapa.
Y también el camino.
Este viaje no empieza con una historia.
Empieza con una verdad antigua:
“Lo que somos no se aprende.
Se recuerda.”
Para comenzar a recordar,
a veces necesitamos volver al origen.
Volver a la raíz.
Pero no a una raíz que está afuera,
sino a la que vive dentro de cada uno.
La estructura sutil de lo que somos.
Porque sí:
estamos hechos de alma,
pero también de capas.
Y en ese tejido invisible,
cada parte cumple su función.
🜁 La mente
Es la capa más visible.
Esa voz que no calla, que lo analiza todo, que compara, que ordena.
La mente no es tu enemiga…
pero no está hecha para liderar tu vida.
Es una herramienta.
Una intérprete.
Una antena que traduce lo que percibes.
Cuando la mente se alía con el alma,
nace la sabiduría.
Cuando se rinde al miedo,
nace la confusión.
🜂 La conciencia
Es el “darse cuenta”.
El momento en el que te observas a ti mismo y dices:
“Esto que siento… no soy yo, pero me habita.”
Es cuando dejas de reaccionar en automático.
Cuando puedes elegir.
Cuando sabes que tienes un cuerpo,
pero no eres solo un cuerpo.
Es el primer suspiro de despertar.
🜃 La consciencia
Es más profunda.
Aquí ya no solo te observas…
te recuerdas.
Es la llama que se enciende cuando todo lo demás se apaga.
Es cuando el presente se vuelve sagrado.
Cuando no huyes del dolor,
pero tampoco te apegas a la euforia.
Es vivir desde el centro.
Desde el alma.
🜄 El subconsciente
Es un baúl sin candado.
Ahí guardas todo lo que aprendiste sin darte cuenta:
creencias, miedos heredados, hábitos, reacciones.
No está roto. Solo está dormido.
Y cuando decides abrirlo con amor,
puedes reescribir lo que antes parecía inevitable.
🜁 El inconsciente
Es más profundo aún.
Aquí no solo está tu historia,
sino las historias de tu linaje, de tu alma, de otras vidas.
Es donde vive el dolor que no supiste mirar,
pero también la sabiduría que aún no has recordado.
No es un lugar oscuro.
Es un pozo sagrado, esperando luz.
🜂 La supraconciencia
Es el susurro de lo divino en ti.
No se alcanza con la mente,
sino con el silencio.
Es cuando sientes una presencia en todo,
cuando entiendes sin pensar,
cuando amas sin razón.
La supraconciencia no se explica.
Se vive.
🌕
Todo eso eres tú.
Cada capa, cada vibración, cada parte de tu ser…
forma parte de esta alquimia sagrada.
No estás roto.
Estás recordando.
Y si sientes que no entiendes todo con la cabeza,
no pasa nada.
Este camino no es mental.
Es vivencial.
Y cada palabra que lees es una llave.
Una puerta invisible.
Una invitación a regresar a ti.
Así que no tengas prisa por comprender.
Solo respira.
Y permite que estas palabras hagan lo que vinieron a hacer:
despertarte desde dentro.
Nos volveremos a encontrar…
quizás en otra lectura,
quizás en un susurro,
quizás en ti.
Con amor y gratitud,
– El Alquimista del Alma